1 Ti. 6:10: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”
Vivimos en una sociedad, en la cual, su prioridad es la poseción de bienes materiales. En este estado de “cosas inverosímiles”; el consumidor, fiel a su nombre, consume todo lo que le pongan a la mano. La cambiante tecnología nos dicta y obliga a consumir sus últimos inventos. no hemos ni siquiera de aprender los miles de usos y aplicaciones del equipo recientemente adquirido, sale uno mucho más avanzado y se nos llama al cambio. Si no haces la transición te expones a quedarte junto a los rezagados y excluídos de la gran “Sociedad consumerista”. Ningún buen “hijo del consumo “se arriesgaría a pasar por la verguenza de ser tildado como un “enegenado social”. Por lo tanto es necesario hacer los ajustes para rescatar su maltrecha imagen. Comienza por identificar a ¿cual? de los miles de centros comerciales que este bondadoso sistema de gobierno ha facilitado para tu conveniencia. Iras en segundo lugar el día antes del viernes negro, ser el primero en montar tu tienda de acampar en el paraíso terrenal de las compras, Plaza Las Américas, y luchar por tu territorio. Recuerdo que antes de que abran las puertas del “Paraíso” deberas como todo buen cristiano haber orado a Dios para ser el primero y el menos golpeado de esa gran muchedumbre. No te preocupes si debido a los golpes, moretones y múltiples contusiones no puedes asistir el domingo a la iglesia, pues ya sabes que tu “bondadoso” Pastor estará dando el buen mensaje de la abundate prosperidad y sabrá reconocer en tí un mártir de la causa. Durante el culto se habrá orado por ti y todos los caídos en defensa de los “valores cristianos del siglo presente”. Al finalizar el culto todos los “Bendecidos” por este dios genio de una lámpara maravillosa que da todo lo que le piden, saldrán en sus lujosos autos al más cercano “Paraíso” de la comida rápida. Luego de comer su porción de “maná celestial”, volverán satisfechos a sus hogares y regocijados de haber cumplido los requisitos que su religión les exige.
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.” Mateo 5:14
“Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden;
a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida.”
2 Corintios 2:15,16
¿Qué imagen ven los demás en ti?
Amén.
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